Un estudio liderado por Margaret Greenwood-Ericksen, MD, y publicado en JAMA Network Open, analiza más de 26,000 solicitudes de traslado para revelar cómo la sobrecarga hospitalaria en EE. UU. reduce el acceso a cuidados críticos, afectando desproporcionadamente al ámbito rural.
Una red de seguridad rota: el declive de las transferencias interhospitalarias
El sistema de salud moderno depende de una red interconectada de hospitales para funcionar eficazmente. Una parte fundamental de esta red es la transferencia interhospitalaria (IHT), el proceso mediante el cual un hospital más pequeño o con menos recursos traslada a un paciente a un centro médico más grande y especializado para recibir cuidados que no puede proporcionar.
Este mecanismo es una red de seguridad vital, especialmente para las comunidades rurales.
Sin embargo, un nuevo y exhaustivo estudio de investigación ha puesto de manifiesto que esta red de seguridad se está deteriorando a un ritmo alarmante, con consecuencias potencialmente graves para la equidad en el acceso a la atención médica en todo el país.
Metodología del estudio: analizando un sistema bajo presión
La investigación, un estudio transversal dirigido por Margaret Greenwood-Ericksen, MD, y sus colegas, se propuso cuantificar la relación entre la saturación de los hospitales y su capacidad para aceptar pacientes transferidos.
Para ello, se analizaron los datos de 26,020 solicitudes de transferencia interhospitalaria dirigidas a un sistema de salud en un estado altamente rural del suroeste de EE. UU.
El período de estudio abarcó desde enero de 2019 hasta mayo de 2023, lo que permitió a los investigadores examinar las tendencias antes, durante y después de los picos más agudos de la pandemia de COVID-19.
De todas las solicitudes, se encontró que solo el 61.7% fueron aceptadas, una cifra que oculta disparidades significativas y una tendencia preocupante a la baja.
El cuello de botella: la relación directa entre saturación y rechazo
El hallazgo central del estudio fue una correlación negativa y significativa entre la saturación del hospital receptor y la probabilidad de que aceptara una transferencia. Dos indicadores clave de saturación fueron el «abordaje en el departamento de emergencias» (ED boarding) —la práctica de mantener a pacientes ya admitidos en el servicio de urgencias por falta de camas disponibles— y el censo general de pacientes hospitalizados.
En términos sencillos, cuando un hospital está lleno y sus urgencias están colapsadas con pacientes esperando una cama, su capacidad para aceptar nuevos pacientes de otros centros disminuye drásticamente. El estudio confirma con datos lo que muchos médicos de primera línea han experimentado: las puertas de los hospitales de referencia se están cerrando debido a una crisis de capacidad sistémica.
La brecha rural-urbana: un acceso desigual a la atención especializada
El análisis de los datos reveló una profunda brecha en el acceso a la atención entre las zonas urbanas y rurales. Si bien la tasa de aceptación para las transferencias provenientes de hospitales urbanos fue del 62.5%, esta cifra se redujo al 56.3% para las solicitudes de hospitales rurales.
Para cuantificar esta disparidad de manera más precisa, los investigadores calcularon la razón de probabilidades ajustada (aOR).
Después de tener en cuenta otros factores, se encontró que las solicitudes de transferencia de hospitales rurales tenían una probabilidad de aceptación significativamente menor (aOR de 0.66) en comparación con las de los hospitales urbanos.
Esto significa que las solicitudes rurales tuvieron un 34% menos de probabilidades de ser aceptadas, lo que pone a los pacientes de estas comunidades en una clara desventaja para acceder a cuidados especializados.
Un vistazo a las prioridades: ¿qué pacientes sí son aceptados?
A pesar de la creciente tasa de rechazos, el estudio identificó que los hospitales de referencia siguen priorizando ciertas condiciones de extrema urgencia.
Las solicitudes de transferencia para casos de obstetricia de alto riesgo, infarto de miocardio con elevación del segmento ST (el tipo más grave de ataque cardíaco, conocido como STEMI) y trauma mayor, mostraron tasas de aceptación consistentemente altas.
De hecho, la probabilidad de aceptación para una transferencia obstétrica fue más de cinco veces mayor que para otras condiciones (aOR de 5.28).
Si bien esto demuestra que el sistema aún puede movilizarse para las emergencias más críticas, plantea una pregunta inquietante sobre el destino de los pacientes con otras enfermedades graves que, aunque no sean de vida o muerte inmediata, requieren atención especializada que no está disponible en su hospital local.
El impacto de la pandemia: de la tensión a la fractura del sistema
La pandemia de COVID-19 no creó la crisis de capacidad, pero la aceleró y la expuso de manera brutal. El estudio documenta cómo las tasas de aceptación de transferencias, que se situaban por encima del 70% antes de la pandemia, se desplomaron a aproximadamente el 40% durante los picos de la crisis sanitaria.
Este descenso dramático ilustra cómo un sistema que ya operaba con márgenes muy ajustados fue empujado al punto de ruptura. La pandemia consumió camas, personal y recursos, dejando poca o ninguna capacidad para cumplir con el papel regional de los hospitales de referencia como receptores de pacientes complejos.
El dilema ético en la puerta del hospital
Los hallazgos del estudio ponen de relieve un profundo dilema ético para los líderes hospitalarios. Cuando la capacidad es limitada, se ven obligados a tomar decisiones increíblemente difíciles.
¿Deben priorizar al paciente de su propia comunidad que ha estado esperando durante horas en su servicio de urgencias, o deben aceptar la transferencia de un paciente potencialmente más enfermo de un hospital rural a cientos de kilómetros de distancia?
El rechazo continuo de transferencias, aunque sea por una necesidad interna genuina, socava el principio de un sistema de salud regional y equitativo, y puede llevar a un empeoramiento de los resultados para los pacientes que quedan varados en instalaciones con menos recursos.
Más allá de las urgencias: la necesidad de soluciones sistémicas
Los autores del estudio argumentan enérgicamente que las soluciones a esta crisis no pueden centrarse únicamente en la gestión de los departamentos de emergencias. El problema no es que las urgencias sean ineficientes; el problema es que todo el sistema hospitalario está sobrecargado.
Se requieren cambios sistémicos a nivel hospitalario, regional y político.
Esto podría incluir estrategias para mejorar el flujo de pacientes dentro del hospital, aumentar la capacidad de los centros de cuidados postagudos (como los centros de rehabilitación y enfermería especializada) para liberar camas de agudos, y desarrollar políticas que apoyen financieramente y logísticamente a los hospitales rurales. El estado actual de sobrecarga no es sostenible y amenaza la base misma de la atención médica equitativa.
Conclusión
El rechazo creciente de traslados inter hospitalarios es una señal de alarma de la crisis de capacidad que afecta al sistema sanitario.
Este estudio demuestra con datos que la saturación hospitalaria socava el acceso equitativo a la atención, perjudicando especialmente a las comunidades rurales.
Se requieren con urgencia intervenciones políticas y soluciones sistémicas que vayan más allá del hospital para restaurar la función de la red de seguridad sanitaria y garantizar la atención oportuna y adecuada para todos los pacientes.
Referencias
Autor
El equipo de redactores de Sapue realizo esta historia, utilizando herramientas editoriales, de traducción e inteligencia artificial. El proceso de redacción contó con incidencia humana en cada etapa.